Mujer y lenguaje en los medios de comunicación

20 de mayo de 2009

El monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja, España), acogió un año más el seminario internacional que organiza la Fundéu BBVA junto con la Fundación San Millán de la Cogolla, y que en esta ocasión llevaba por título Mujer y lenguaje en el periodismo en español.

El encuentro, al que acudieron cerca de una treintena de periodistas y lingüistas procedentes de ambos lados del Atlántico, se celebró entre los días 6, 7 y 8 de mayo con un objetivo claro: establecer un debate entre los expertos de ambas disciplinas sobre el tratamiento que se hace de la mujer y de lo femenino en los medios de comunicación.

El acto inaugural, celebrado en el Monasterio de Yuso, estuvo presidido por el jefe del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz; los presidentes del BBVA, Francisco González, y de la Agencia EFE, Álex Grijelmo; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, y los presidentes de la Real Academia (RAE), Víctor García de la Concha, y de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus.

Una vez que finalizaron los discursos de apertura, siguió un diálogo entre la española Montserrat Domínguez y la chilena Mónica González, en el que ambas periodistas evidenciaron los cambios sociales que se han ido produciendo en los últimos tiempos y gracias a los cuales la mujer ha conquistado terrenos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.

También destacaron la importancia que tiene el lenguaje para mostrar esta nueva realidad al mismo tiempo que sentaron las bases del encuentro haciendo mención a la responsabilidad de los medios de comunicación en el uso del lenguaje.

El seminario entró en materia la tarde del 6 de mayo, en el Centro de Investigación de la Lengua (Cilengua) con una mesa redonda titulada Lenguaje y mujer en los medios de comunicación, en la que intervinieron las periodista españolas Montserrat Domínguez (Cadena SER) y Pepa Fernández; las lingüistas Eulàlia Lledó y Ana Mª Vigara, y la periodista chilena Mónica González, referente internacional en el periodismo de investigación.

La segunda mesa redonda, titulada ¿Hablan igual las mujeres y los hombres? ¿Los y las periodistas escriben igual? ¿Hablan los periodistas igual para los hombres que para las mujeres?, la abrió Daniel Samper, periodista y miembro de la Academia Colombiana de la lengua. También participaron la columnista colombiana Yolanda Reyes; el filólogo y periodista español Magí Camps; los profesores universitarios Juan Plaza (Universidad Pontificia de Salamanca) y Mª Elena Gómez (Universidad Europea de Madrid), y el intérprete y traductor vasco Ibai Aramburuzabala.

En la tercera mesa redonda Los diccionarios, las gramáticas y el femenino, que fue celebrada en la sesión de tarde del 7 de mayo y moderada por el lingüista Alberto Gómez Font, se pudieron escuchar los argumentos que Violeta Demonte, Marina Fernández Lagunilla, Esther Forgas, Susana Guerrero, Margarita Lliteras y María Josefina Tejera, esgrimieron a favor o en contra de la feminización de la lengua y del cambio de las estructuras gramaticales.

El último día de debates buscaba dar respuesta a una pregunta: ¿Hay que forzar el cambio? Fue este el momento en el que los participantes de todos los días pusieron sobre la mesa sus últimos argumentos sobre el tema que ocupaba el congreso y aprovecharon la ocasión para mandarse réplicas de unos a otros.

Finalmente, después de tres días de intenso debate en torno a la mujer y el lenguaje en los medios de comunicación, y a pesar de que se defendieron diferentes posturas, se pudieron extraer las siguientes conclusiones a partir de las intervenciones de periodistas y lingüistas que participaron en este acto:

  • El ejercicio del periodismo exige una responsabilidad social y cultural a la hora de elaborar las informaciones, pues las decisiones lingüísticas que se adopten desde las redacciones repercuten directamente sobre quienes usan el lenguaje. Sin embargo, en ocasiones se teme forzar el uso de determinadas voces para que empiecen a ser utilizadas, ya que estas se pueden convertir en ruido informativo y deformar el mensaje.
  • Se coincide en la idea de que los cambios tienen que producirse de una forma natural y sin que sean forzados. A medida que cambia la conciencia social y se consiguen avances en el terreno de la igualdad, deben generarse del mismo modo en la lengua, lo que responde a la función representativa del lenguaje como vehículo para referirse a la realidad. Este es el modo para que los usos no discriminatorios vayan siendo asumidos por la sociedad de manera natural
  • Sobre el asunto de cómo suceden y se asumen los cambios, se pueden encontrar dos puntos de vista. Hay quienes afirman que el periodismo, como la realidad, cambia y se adapta. El lenguaje forma parte, por tanto, de la realidad. Contenido y forma son un todo. Cuando la forma designa algo tiene el poder de que su contenido se fortalezca. Otras posiciones defienden la idea de que el lenguaje no cambia la realidad, sino que la realidad cambia el lenguaje.
  • Hay diferentes visiones sobre cómo se usa el lenguaje en los medios de comunicación, especialmente en el tratamiento que se hace de la información sobre las mujeres y la que se dirige a ellas. Por un lado, la visión periodística defiende el hecho de que ciertas formas de presentar la información son necesarias para llamar la atención de la audiencia y darle fuerza a la noticia. En este sentido, algunas personas reconocen que en ocasiones estos usos pueden resultar discriminatorios, pero que siempre estarán sujetos a la forma de interpretar. Por otro lado, la visión lingüística afirma que hay maneras de tratar la información que pueden evitar el sexismo y que, por ello, es necesario que los medios las utilicen para que el público las asuma
  • No hay que olvidar que el lenguaje puede usarse como trampa para encubrir una visión machista. Se debe diferenciar, por tanto, entre lenguaje sexista, discurso sexista y visión sexista. La imagen que se da de la mujer tiene que acompañar al lenguaje que se utiliza para referirse a ella, e intentar salir de los estereotipos que se manejan en la actualidad.
  • Hay unanimidad en que es necesario salir del círculo vicioso en el que a veces se encuentra la lengua. En muchas ocasiones, los hablantes no utilizan ciertos términos por no estar aceptados o extendidos, lo que al mismo tiempo provoca que no logren convertirse en norma. En este sentido, los medios de comunicación pueden trabajar no solo para difundir la información, sino para extender los usos lingüísticos más correctos. Ahí reside una de sus responsabilidades con el lenguaje.
  • Se han destacado los avances conseguidos por las mujeres en el terreno laboral. Si bien es cierto que en el periodismo actual las mujeres forman parte cada vez más activa de las redacciones, no ocurre lo mismo en los puestos directivos. La conquista de estos espacios permitiría dar un nuevo enfoque lingüístico al tratamiento de ciertos temas informativos en los que no haya discriminación.
  • No se ha llegado a un consenso sobre si existe un lenguaje femenino y otro masculino, pero sí sobre la existencia de discursos distintos. Se encuentran géneros periodísticos que son abordados de diferente forma (como la columna de opinión) dependiendo de si quien firma es hombre o mujer. En muchos casos lo que influye o marca el contenido en la forma de expresarse es el tipo de público o audiencia al que se dirige la información. También influyen los estereotipos, que pueden afectar al lenguaje que se usa en el periodismo.
  • Los cambios son necesarios no solo en los medios generalistas, sino en aquellos dirigidos específicamente a hombres y mujeres por separado. A pesar de tener un alcance menor que los medios generalistas, contribuyen con su lenguaje a perpetuar los estereotipos que han llevado a la discriminación. De poco sirve analizar y mejorar el discurso de los medios si, por otro lado, otros medios con destinatarios específicos mantienen formas lingüísticas excluyentes y acentúan las diferencias entre hombres y mujeres.
  • Aunque existe diferencia de opiniones en la forma de visibilizar a las mujeres en la lengua y en el grado de profundización de esa visibilización, se coincide en que la adecuación de la lengua a la realidad de las mujeres es posible e inevitable, ya que se ha producido un gran cambio en las últimas décadas.
  • Son admisibles las nuevas formas que se introduzcan en la lengua siempre que no atenten contra las leyes de la gramática. Asimismo, hay unanimidad en que es fundamental que los diccionarios y las gramáticas incorporen esos cambios que se han producido en la sociedad.
  • Lo importante es la calidad de la información, que no es una cuestión que dependa de la identidad de género. El objetivo del periodismo es informar, y para que esto se haga correctamente hay que atender a la no discriminación. Lo fundamental es que la comunicación no falle y la información llegue al colectivo de modo preciso.


Es la hora de tu recreo, hasta siempre Antonio

12 de mayo de 2009



Lucha de gigantes convierte el aire en gas natural, un duelo salvaje advierte lo cerca que ando de entrar en un mundo descomunal, siento mi fragilidad. Vaya pesadilla corriendo con una bestia detrás, dime que es mentira todo, un sueño tonto y no más...


Hoy nos ha dicho adiós Antonio Vega. Con 51 años su cuerpo ha decidido acabar con la pesadilla; ha decidido no seguir, cansado por tanto y durante tanto tiempo.

Gracias a Antonio Vega, que formó y lideró el grupo Nacha Pop durante diez años, sabemos más de los 80 y los sentimos muy de cerca cada vez que escuchamos La chica de ayer, El sitio de mi recreo o Lucha de gigantes, con la que se abre esta despedida.



Antonio se va dejando un vacío en la historia de la música española; algo que muy pocos son capaces de conseguir. Se va a descansar, al sitio de su recreo donde quizá encuentre a aquella chica que gracias a él tantos hemos buscado.

Buena suerte y buen viaje, hasta donde nos llevó la imaginación.

¿MALOS TIEMPOS PARA LA CALIDAD LINGÜÍSTICA?

26 de abril de 2009


Firma invitada
Joaquín Müller-Thyssen, director general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA)

Con la que está cayendo y —lo que es peor— con la que todavía está por caer, hablar del uso correcto del español, de la necesidad de defender nuestra lengua y de la calidad lingüística de los anuncios puede parecer un ejercicio tan fuera de lugar como discutir sobre el color más adecuado para los uniformes escolares de los niños de Slumdog Millionaire.

Y es que el ánimo del país parece que no es el mejor para hablar ahora de calidades lingüísticas. Las voces de alarma pueden sobre aquellas otras que hablan de esperanza y que ponen fecha al fin de esta crisis.

Nada invita a hablar de nada que no sea cómo salir del agujero. Nadie se escapa de este ambiente de pesimismo, y por eso me he preguntado si tiene sentido que la Fundéu BBVA se dedique ahora a abrir el debate de cómo mejorar el español de los mensajes publicitarios.

Pero la respuesta es clara: sí, sí que lo tiene. Este es el mejor momento para hablar a los publicitarios españoles de los beneficios del uso correcto del lenguaje porque en tiempos de crisis hay que afinar aún más el mensaje para poder cumplir con el principio taxativo de que cuanto más claro y preciso sea, mejor llegará al consumidor.

Creer, por tanto, que la corrección lingüística en la publicidad es una cuestión accesoria es, sin duda, un error.

Cuando recibes un mensaje de una importantísima compañía telefónica en tu móvil animándote a que mejores el saldo de otro móvil —en este caso el de tu hija—, y ves que tiene faltas de ortografía, es redundante y está mal puntuado, te preguntas quién habrá estado detrás de este «sms» comercial, que apenas entiendes y que te produce rechazo y ganas de todo menos de recargarle el móvil a quien así te lo pide.

Es evidente que esta «obra» comercial no es producto del ingenio, sino de la más absoluta dejadez por parte de quien la ha redactado, supervisado y autorizado. Una muestra de abandono que, más que un simpático «colegueo», supone una falta de respeto hacia el cliente.

Aceptar la norma lingüística, por tanto, no sólo no va en contra de la libertad de expresión del creativo, de su derecho a jugar con el lenguaje o de su ingenio para inventar palabras, sino que ayuda a cumplir con el objetivo último de la publicidad, que no es otro que lograr el mayor éxito comercial de un producto.

Las reglas del juego, en este caso el de la gramática española, están hechas para ser respetadas. Saltárselas es un recurso fácil que muestra más ignorancia que conocimiento del lenguaje, como el uso de extranjerismos innecesarios revela más un complejo de inferioridad que un grado de cosmopolitismo.

Las reglas no limitan; con el lenguaje se puede jugar y mucho: cabe inventarse nuevos términos (por qué no, si están bien construidos), cabe ajustar el lenguaje a los nuevos formatos tecnológicos, recurrir a signos nuevos o a otros ya olvidados; cabe todo, por muy atrevido que sea, siempre que revele conocimiento de la lengua e ingenio.

Los publicitarios o publicistas españoles —que las dos formas valen— tienen que cumplir con su función de llegar al consumidor, pero se tienen que convencer de que se llega mejor cuando más preciso sea el lenguaje que se use, pues existe una estrechísima relación entre la lengua y la estructura mental de quien la habla.

Creo que sería muy fácil demostrar cómo toda agresión al lenguaje encuentra en el receptor del mensaje más rechazo que identificación.

Sin olvidar la responsabilidad que tiene el mundo de la publicidad en el desarrollo de la lengua, conviene recordar a los actores de esta potente industria que al igual que sucede con las personas, la categoría de la publicidad se reconoce por su lenguaje.

Que afinen los creativos, que afinen bien en sus mensajes, que parafraseando a san Ignacio «en tiempos de crisis, no conviene mudar la palabra».



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InfoAdex informa, n.º 36 (España)