El asesinato del jugador Andrés Escobar supuso el fin del fútbol colombiano

3 de julio de 2009

Video de la entrevista a Ricardo Silva Romero, autor de la novela Autogol construida sobre los hecho reales del asesinato del internacional colombiano Andrés Escobar.

El asesinato del jugador colombiano Andrés Escobar, ocurrido el 2 de julio de 1994 en la ciudad de Medellín, supuso el fin del fútbol de Colombia, dijo el escritor Ricardo Silva Romero en una entrevista con motivo de la presentación de su novela 'Autogol', referida a ese hecho.

Escobar, quien militó en el Atlético Nacional de su país y el Young Boys suizo, fue asesinado hace 15 años tras regresar a Medellín procedente de Estados Unidos, donde cometió un autogol en el partido que la selección colombiana perdió (1-2) ante la anfitriona del Mundial de 1994.

A raíz de esa derrota, el conjunto de Colombia, que había llegado a Estados Unidos'94 como uno de los favoritos para disputar la final, quedó eliminado en la primera ronda del certamen mundialista.

"No ha habido una selección que funcione como esa. Había razones para creer que se podía aspirar a ser campeona porque jugaba muy bien, pero después del asesinato no hubo manera", dijo Silva al referirse al equipo 'cafetero' del que formaban parte Escobar, Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y otras figuras.

El conjunto colombiano que asistió al Mundial de 1994 fue dirigido por Francisco 'Pacho' Maturana, quien contaba con la asistencia técnica de Hernán Darío 'Bolillo' Gómez.

La novela 'Autogol' cuenta la historia de la muerte del ex jugador del Atlético Nacional de Medellín a través de la vida de Pepe Calderón, un periodista deportivo que, tras el gol en propia meta del defensor colombiano en el Mundial de 1994, pierde la voz y decide tomar venganza.

Sin embargo, más allá de la ficción, el libro muestra la realidad colombiana de aquella época, la violencia latente, el poder de las mafias del narcotráfico y la intolerancia, problemas que siguen presentes, 15 años después de la muerte de Escobar.

"Han sido 15 años de no tocar fondo, de caer y caer en todos los sentidos de la sociedad colombiana, desde el fútbol hasta la política", sentenció el colombiano Silva.

El escritor bogotano, autor de otras obras como 'En orden de estatura' y 'El hombre de los mil nombres', afirma que el mayor problema que vive Colombia es la falta de políticas estatales de educación.

"Tenemos una sociedad que sabe leer, pero de forma literal, sin captar el humor o la ironía, y por consiguiente no puede responder a la realidad ni críticamente, ni con interpretación, ni con acciones", dijo Silva.

Añadió que "Colombia pasa las páginas sin haberlas leído, sin revisarlas, sin criticarlas y sin interpretarlas".

Escobar, nacido el 13 de marzo de 1967 en Medellín, fue asesinado a balazos el 2 de julio de 1994 cuando salía de un local de diversiones ubicado en las afueras de esa ciudad del noroeste de Colombia.

El colombiano Humberto Muñoz Castro, acusados por las autoridades de cometer el crimen, fue condenado inicialmente a 43 años de prisión, aunque recuperó la libertad en 2005.

La muerte de Escobar conmovió a Colombia y al mundo del fútbol.

El equipo colombiano asistió al Mundial de Francia'98, pero fracasó en su intento por clasificarse a los de Corea del Sur y Japón 2002 y Alemania 2006.

¿Pueden los cazadores proclamarse defensores del medio ambiente?

9 de junio de 2009

España es el segundo país de la Unión Europea en número de cazadores (980 000)
La caza está siempre en el punto de mira de los ecologistas.

Sin embargo, un cazador no dudará en decirte que ellos también protegen el medio y que su actividad, además de estar regulada, colabora en el mantenimiento y preservación de las especies animales y vegetales.

Pero, ¿cómo se puede decir que proteges el medio ambiente si matas animales?

Esto me llevó a echar una pequeña ojeada, a hablar con unos y con otros y finalmente a elaborar un pequeño reportaje para responder a esta pregunta:
¿Pueden los cazadores proclamarse defensores del medio ambiente?

Pues ahí va, para que no quede en el olvido. Quien quiera, que comente, que para eso está.


¿PUEDEN LOS CAZADORES PROCLAMARSE DEFENSORES DEL MEDIO AMBIENTE?

Actualmente en España hay una licencia de caza por cada 44 habitantes, según la Federación Europea de Asociaciones para la Caza y Conservación (FACE, siglas en inglés).

La misma agrupación informó en febrero del presente año que en este país hay un total de 980 000 personas que practican esta actividad, lo que lo convierte en el segundo de la UE en número de cazadores.

En total, más de 6,3 millones de personas cazan en los 27 países de la UE, lo que llevó a esta agrupación a presentar un manifiesto, de cara a los comicios europeos de junio, en el que pedían a los europarlamentarios y al futuro equipo de la Comisión Europea «un mayor apoyo a la caza y un reconocimiento de su papel para proteger el medio ambiente y la biodiversidad».

La responsabilidad en la conservación del medio ambiente es uno de los argumentos que usan los colectivos de cazadores para defender su actividad. Así, el presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), Andrés Gutiérrez Lara, propone que en el terreno legislativo «se reconozca el papel primordial que la caza y los cazadores tienen como parte activa en la conservación de la naturaleza, de la fauna y de la flora en España» y que «se incentiven programas de recuperación de especies y hábitats».

Sin embargo, este argumento de conservación medioambiental y preservación del equilibrio ecológico que esgrimen las agrupaciones de cazadores no convence a todos los sectores.

Para Joaquín Reina, encargado del área de conservación natural de Ecologistas en Acción, «no se puede decir que el objetivo de un cazador sea conservar la especie, pues es contrario a lo que supone la actividad de la caza: matar animales».

Según Reina, con la actividad cinegética (arte de la caza según la Academia) se «sobrepasan las limitaciones del medio». El miembro de Ecologistas en Acción sostiene que se manipula la fauna «no solo cinegética» lo que conlleva la modificación de las condiciones medioambientales de los terrenos que ocupan los cotos de caza.

«Las vallas cinegéticas —dice Reina— marcan un antes y un después en el sentido “ético” de la caza». Desde esta agrupación ecologista sostienen que estos vallados tienen «un gran impacto medioambiental», ya que suponen una barrera para el tránsito natural de muchas especies animales.

Por parte de los cazadores, estas mallas —cuyas características están marcadas por el Ministerio de Medio Ambienteestán pensadas para delimitar terrenos y de esta forma gestionar adecuadamente las especies cinegéticas, sin que su instalación suponga un peligro para las especies.

Así lo expresa Iván Martínez-Cubells, cazador, organizador de cacerías y gestor de áreas naturales, quien declara que gracias al establecimiento de vallas cinegéticas se puede controlar el número de animales y, de este modo, evitar la superpoblación, que repercute directamente en el deterioro del monte.

También recuerda que existen prácticas minoritarias que no respetan las restricciones establecidas, lo que ha provocado un debate dentro de la propia comunidad de cazadores: «Hay propietarios de fincas de caza, algunas incluso de poca extensión, que colocan vallas no cinegéticas (alambradas no preparadas para ser sorteadas por los animales) que hacen muchísimo daño para mantener dentro a las especies, convirtiendo estas zonas en auténticos cercados».

Para Martínez-Cubells «el ideal sería que no existieran los cercados», y además asegura que entre los propios cazadores «lo que más se valora y mayor demanda tiene son los cotos no cercados, que permiten el trasiego libre de los animales».

La caza es una actividad que regulan el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y las consejerías de medio ambiente de cada comunidad autónoma. Biólogos, ingenieros agrícolas y forestales y veterinarios, entre otros especialistas, se encargan de establecer las vedas (periodos de caza de cada especie) así como de repartir los permisos que permiten abatir un determinado número de animales en función de los estudios realizados.

Iván Martínez-Cubells defiende lo que denomina «caza-conservación», ya que «gracias a la labor de muchos gestores de caza se consigue la conservación de multitud de especies, lo que además permite un aprovechamiento cinegético regulado y controlado».

A este respecto, cuenta que, durante la gran sequía que asoló España en el año 1995, muchos propietarios de cotos y fincas de caza no repartieron licencias y a través financiaciones privadas trabajaron en la creación de embalses y charcas, que recogían agua desde pozos subterráneos.

Existen otros hechos que avalan la caza-conservación, una denominación aparentemente contraria. En febrero fue concedido a la Reserva Regional de Caza de Gredos el premio Edmond Blanc por los logros conseguidos en la conservación de la Capra pyreanica victoriae mediante la gestión cinegética.

Esta idea también se recoge en la página web de la Asociación para el Desarrollo Rural de la Sierra de Segura (ADRSS): «La situación de la caza mayor en el coto ha ido normalizándose bajo la regulación, introducida en 1999, por el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural. De este modo, la actividad cinegética ha quedado supeditada al mantenimiento del equilibrio entre las diferentes poblaciones animales, favoreciendo el desarrollo de las especies autóctonas y promoviendo el control y la reducción de las especies que se introdujeron en la zona poco antes de la creación del coto».

La superpoblación, como se ha dicho, es un fenómeno que tiene un gran impacto sobre el monte y provoca el sufrimiento y deterioro de la capa vegetal. Por este motivo, cuando se reparten las licencias de caza, existen unos permisos de «caza selectiva» en los que se incluye la caza para el control de poblaciones.

Estos permisos de caza, según explica la ADRSS, «afectan a los ejemplares de menor envergadura y con deformidades en su cuerna, mientras que la caza para el control de poblaciones tiene como objetivos reducir las especies en aquellas zonas donde estos animales ejercen una fuerte competencia con otras y aligerar su presión en las inmediaciones de zonas cultivadas. Los descastes van dirigidos a equilibrar las relaciones entre poblaciones macho y hembra en la cabra montés y el ciervo».

Un caso relevante que evidencia los peligros de la superpoblación apareció publicado en el diario El País el 17 de abril de 1989. Se trataba de una epidemia de sarna que afectó a la población de gamos y muflones de la sierra de Cazorla. La noticia decía lo siguiente: «Cazadores adscritos a la Federación Andaluza de Caza han abatido durante el tiempo transcurrido de esta primavera alrededor de 500 gamos y muflones en el parque nacional de Cazorla, autorizados por los responsables de la conservación del parque. La caza se ha realizado con el fin de rebajar las poblaciones de esas especies, que amenazan el hábitat y la supervivencia de la cabra montés, especie protegida y endémica de la Península», según el director conservador del parque Emilio González Capitel.

González Capitel explicaba en ese mismo artículo que «la presión demográfica ejercida por el gamo y el muflón ya provocó en la zona la extinción del corzo. Y ahora estos animales han ocupado el hábitat de la cabra montés, de forma que ésta tiene que buscar otros espacios. Ello incide en una peor alimentación y en la disminución de las defensas inmunitarias de esta especie, que se ve más expuesta a padecer infecciones».

La caza, además, supone una importante actividad económica. Se estima que mueve unos 3000 millones de euros al año y representa entre un 10 y un 15 % del PIB en comunidades como Castilla-La Mancha. Así lo asegura el gerente de la Real Federación Española de Caza, Santiago Ballesteros, y añade que «alrededor de 60 000 personas viven directamente de ella, sin contar los empleos indirectos que genera».

Las corrientes críticas con esta actividad han conseguido presionar a las administraciones para que modifiquen la legislación. La Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad de noviembre de 2007 provocó una manifestación de cazadores y agricultores que recorrió Madrid el 1 de marzo de 2008 bajo el lema «Por el campo, la caza y la biodiversidad». Los manifestantes protestaron contra el Gobierno reclamando que desaparezcan los artículos de la ley sobre los Espacios Protegidos españoles, especialmente el que se refiere a la prohibición total de la caza con balas de plomo, y rechazando las expropiaciones de terrenos y cotos de caza de las zonas protegidas, pues consideran que la normativa debería premiar a quienes conservan el medio rural.

A tenor de este enfrentamiento con la estrategia territorial del Gobierno, hay que tener en cuenta que si existiese una agrupación política que represente los intereses de los cazadores podría arrastras más de un millón de votos en España.


Mujer y lenguaje en los medios de comunicación

20 de mayo de 2009

El monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja, España), acogió un año más el seminario internacional que organiza la Fundéu BBVA junto con la Fundación San Millán de la Cogolla, y que en esta ocasión llevaba por título Mujer y lenguaje en el periodismo en español.

El encuentro, al que acudieron cerca de una treintena de periodistas y lingüistas procedentes de ambos lados del Atlántico, se celebró entre los días 6, 7 y 8 de mayo con un objetivo claro: establecer un debate entre los expertos de ambas disciplinas sobre el tratamiento que se hace de la mujer y de lo femenino en los medios de comunicación.

El acto inaugural, celebrado en el Monasterio de Yuso, estuvo presidido por el jefe del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz; los presidentes del BBVA, Francisco González, y de la Agencia EFE, Álex Grijelmo; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, y los presidentes de la Real Academia (RAE), Víctor García de la Concha, y de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus.

Una vez que finalizaron los discursos de apertura, siguió un diálogo entre la española Montserrat Domínguez y la chilena Mónica González, en el que ambas periodistas evidenciaron los cambios sociales que se han ido produciendo en los últimos tiempos y gracias a los cuales la mujer ha conquistado terrenos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.

También destacaron la importancia que tiene el lenguaje para mostrar esta nueva realidad al mismo tiempo que sentaron las bases del encuentro haciendo mención a la responsabilidad de los medios de comunicación en el uso del lenguaje.

El seminario entró en materia la tarde del 6 de mayo, en el Centro de Investigación de la Lengua (Cilengua) con una mesa redonda titulada Lenguaje y mujer en los medios de comunicación, en la que intervinieron las periodista españolas Montserrat Domínguez (Cadena SER) y Pepa Fernández; las lingüistas Eulàlia Lledó y Ana Mª Vigara, y la periodista chilena Mónica González, referente internacional en el periodismo de investigación.

La segunda mesa redonda, titulada ¿Hablan igual las mujeres y los hombres? ¿Los y las periodistas escriben igual? ¿Hablan los periodistas igual para los hombres que para las mujeres?, la abrió Daniel Samper, periodista y miembro de la Academia Colombiana de la lengua. También participaron la columnista colombiana Yolanda Reyes; el filólogo y periodista español Magí Camps; los profesores universitarios Juan Plaza (Universidad Pontificia de Salamanca) y Mª Elena Gómez (Universidad Europea de Madrid), y el intérprete y traductor vasco Ibai Aramburuzabala.

En la tercera mesa redonda Los diccionarios, las gramáticas y el femenino, que fue celebrada en la sesión de tarde del 7 de mayo y moderada por el lingüista Alberto Gómez Font, se pudieron escuchar los argumentos que Violeta Demonte, Marina Fernández Lagunilla, Esther Forgas, Susana Guerrero, Margarita Lliteras y María Josefina Tejera, esgrimieron a favor o en contra de la feminización de la lengua y del cambio de las estructuras gramaticales.

El último día de debates buscaba dar respuesta a una pregunta: ¿Hay que forzar el cambio? Fue este el momento en el que los participantes de todos los días pusieron sobre la mesa sus últimos argumentos sobre el tema que ocupaba el congreso y aprovecharon la ocasión para mandarse réplicas de unos a otros.

Finalmente, después de tres días de intenso debate en torno a la mujer y el lenguaje en los medios de comunicación, y a pesar de que se defendieron diferentes posturas, se pudieron extraer las siguientes conclusiones a partir de las intervenciones de periodistas y lingüistas que participaron en este acto:

  • El ejercicio del periodismo exige una responsabilidad social y cultural a la hora de elaborar las informaciones, pues las decisiones lingüísticas que se adopten desde las redacciones repercuten directamente sobre quienes usan el lenguaje. Sin embargo, en ocasiones se teme forzar el uso de determinadas voces para que empiecen a ser utilizadas, ya que estas se pueden convertir en ruido informativo y deformar el mensaje.
  • Se coincide en la idea de que los cambios tienen que producirse de una forma natural y sin que sean forzados. A medida que cambia la conciencia social y se consiguen avances en el terreno de la igualdad, deben generarse del mismo modo en la lengua, lo que responde a la función representativa del lenguaje como vehículo para referirse a la realidad. Este es el modo para que los usos no discriminatorios vayan siendo asumidos por la sociedad de manera natural
  • Sobre el asunto de cómo suceden y se asumen los cambios, se pueden encontrar dos puntos de vista. Hay quienes afirman que el periodismo, como la realidad, cambia y se adapta. El lenguaje forma parte, por tanto, de la realidad. Contenido y forma son un todo. Cuando la forma designa algo tiene el poder de que su contenido se fortalezca. Otras posiciones defienden la idea de que el lenguaje no cambia la realidad, sino que la realidad cambia el lenguaje.
  • Hay diferentes visiones sobre cómo se usa el lenguaje en los medios de comunicación, especialmente en el tratamiento que se hace de la información sobre las mujeres y la que se dirige a ellas. Por un lado, la visión periodística defiende el hecho de que ciertas formas de presentar la información son necesarias para llamar la atención de la audiencia y darle fuerza a la noticia. En este sentido, algunas personas reconocen que en ocasiones estos usos pueden resultar discriminatorios, pero que siempre estarán sujetos a la forma de interpretar. Por otro lado, la visión lingüística afirma que hay maneras de tratar la información que pueden evitar el sexismo y que, por ello, es necesario que los medios las utilicen para que el público las asuma
  • No hay que olvidar que el lenguaje puede usarse como trampa para encubrir una visión machista. Se debe diferenciar, por tanto, entre lenguaje sexista, discurso sexista y visión sexista. La imagen que se da de la mujer tiene que acompañar al lenguaje que se utiliza para referirse a ella, e intentar salir de los estereotipos que se manejan en la actualidad.
  • Hay unanimidad en que es necesario salir del círculo vicioso en el que a veces se encuentra la lengua. En muchas ocasiones, los hablantes no utilizan ciertos términos por no estar aceptados o extendidos, lo que al mismo tiempo provoca que no logren convertirse en norma. En este sentido, los medios de comunicación pueden trabajar no solo para difundir la información, sino para extender los usos lingüísticos más correctos. Ahí reside una de sus responsabilidades con el lenguaje.
  • Se han destacado los avances conseguidos por las mujeres en el terreno laboral. Si bien es cierto que en el periodismo actual las mujeres forman parte cada vez más activa de las redacciones, no ocurre lo mismo en los puestos directivos. La conquista de estos espacios permitiría dar un nuevo enfoque lingüístico al tratamiento de ciertos temas informativos en los que no haya discriminación.
  • No se ha llegado a un consenso sobre si existe un lenguaje femenino y otro masculino, pero sí sobre la existencia de discursos distintos. Se encuentran géneros periodísticos que son abordados de diferente forma (como la columna de opinión) dependiendo de si quien firma es hombre o mujer. En muchos casos lo que influye o marca el contenido en la forma de expresarse es el tipo de público o audiencia al que se dirige la información. También influyen los estereotipos, que pueden afectar al lenguaje que se usa en el periodismo.
  • Los cambios son necesarios no solo en los medios generalistas, sino en aquellos dirigidos específicamente a hombres y mujeres por separado. A pesar de tener un alcance menor que los medios generalistas, contribuyen con su lenguaje a perpetuar los estereotipos que han llevado a la discriminación. De poco sirve analizar y mejorar el discurso de los medios si, por otro lado, otros medios con destinatarios específicos mantienen formas lingüísticas excluyentes y acentúan las diferencias entre hombres y mujeres.
  • Aunque existe diferencia de opiniones en la forma de visibilizar a las mujeres en la lengua y en el grado de profundización de esa visibilización, se coincide en que la adecuación de la lengua a la realidad de las mujeres es posible e inevitable, ya que se ha producido un gran cambio en las últimas décadas.
  • Son admisibles las nuevas formas que se introduzcan en la lengua siempre que no atenten contra las leyes de la gramática. Asimismo, hay unanimidad en que es fundamental que los diccionarios y las gramáticas incorporen esos cambios que se han producido en la sociedad.
  • Lo importante es la calidad de la información, que no es una cuestión que dependa de la identidad de género. El objetivo del periodismo es informar, y para que esto se haga correctamente hay que atender a la no discriminación. Lo fundamental es que la comunicación no falle y la información llegue al colectivo de modo preciso.