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Los resfriados y la alergia no son serios

13 de abril de 2009

CASO A
— ¡Aaaaaaaachússsssss!
— ¡Salud!
— Gracias —dices mientras te repones del estornudo, con esa cara de imbécil arrugado que se te queda, al tiempo que te pasas la mano por la nariz.
— Qué, ¿acatarrado o alergia?
— Pues creo que ambas. Llevo con la alergia casi desde enero, pero con estos cambios de temperatura creo que me ha alcanzado un buen resfriado.
— Uf, ya ves. Está todo el mundo igual...
— Creo que voy a pedir unos días de baja. Me vendría bien un poco de reposo.
— Bromeas ¿no? ¡Tú y tu sentido del humor! Venga, cuídate eso. Nos vemos.
Pero tú no puedes contestar más que con un pequeño movimiento de cabeza, porque aún no se te ha quitado esa estúpida cara y sigues intentando que no se te caiga el moquillo de la nariz pensando por qué no le compraste el paquete de pañuelos al del semáforo.
Y se cierran las puertas del ascensor.

CASO B
— ¿A qué piso vas?
— Al primero
— Estamos vagos los lunes, ¿eh?
— Pues sí, un poco, pero la verdad es que tengo la rodilla...— vas diciendo mientras te subes ligeramente el pantalón dejando ver la antierótica imagen del zapato-calcetínazuloscuro-piernablancaconpelos. —Mira, hinchada es poco....
— Pues deberías ir al médico cuanto antes. Eso puede ser cualquier cosa: el menisco, la rótula, un desplazamiento óseo, el ligamento...
Todo esto te lo va diciendo con una extrema cara de preocupación. Gesticula mucho, y ahora es él quien se toca la rodilla. Tú ya te has bajado el pantalón de nuevo y te apoyas en la pared del ascensor escuchando a tu compañero de trabajo que al parecer tiene un segundo empleo como doctor. Y tú sin saberlo durante todos estos años.
— Sería bueno que hicieras estiramientos. También ayuda la natación. No cargues peso y si tienes muletas, anda unos días con su ayuda. Pero, sobre todo, no lo dejes pasar. Yo conozco a un tipo que empezó como tú: un poco de dolor al principio, luego más y más hasta que las molestias se hicieron insoportables. Al final... ¡COJO! Para toda la vida. Por no darle importancia. Así que ya sabes, amigo. Suerte, nos vemos luego.
Y sale del ascensor. Tú te quedas acojonado. Nunca pensaste que un pequeño dolor de rodilla por un golpe tonto fuese tan importante y preocupante a la vez. Seguro que no pegas palo al agua en todo el día, y de ahí a pedir la baja, claro, justificadísima.

CONCLUSIÓN

Si estás jodido por la alergia, que cada año empieza inexplicablemente más pronto (aunque no haya ni una flor en los árboles), o si los inclementes cambios del tiempo han hecho que te pilles un resfriado para quedarte en casa con la mantita, no lo digas. A la gente le da igual. Eso, no está de moda. No da tema de conversación. Cuando te quejes nadie le dará la importancia que se merecen estas malditas patologías.
Pero es normal. Y es que a quién le interesa que estornudes, que te pique la garganta, que hables como un payaso, con todos los que somos, o que no tengas un klínex cuando lo necesitas.
Todo eso da lo mismo. Somos muchos los que en estas fechas vivimos con estos síntomas, que no están muy localizados, que varían según el día y que no son atractivos. Así que, amigos, ánimo a todos y no olvidéis comprar pañuelos a ese hombre del semáforo que, seguramente, esté peor que tú.